El trabajo se publica en la revista "PloS Biology" y utiliza sofisticados métodos de proyección climática
Hace 21.000 años gran parte de Eurasia se cubría de blanco, como sacada de un fotograma de La edad del hielo. Tigres dientes de sable, perezosos terrestres, mamuts... reinaban en este continente semihelado en el que algo empezaba a cambiar. Algo que terminaría por extinguir, hace unos 4.000 años, a éstas y otras especies inmortalizadas en multitud de ocasiones en la gran pantallla.
Investigadores españoles han acotado la combinación de factores que terminaron por dejar sin sitio a los grandes paquidermos lanudos; el alza de las temperaturas que aceleraron el deshielo en las grandes estepas frías que constituían el hábitat del mamut y el avance septentrional de su peor depredador, la especie humana.
Desaparición gradual
El estudio, que se publica en el último número de la revista PloS Biology (Public Library of Sciencie) utiliza sofisticados métodos de proyección climática empleados hasta ahora sólo para predecir extinciones futuras, y achaca a la suma de calentamiento térmico y presión antrópica la desaparición de los mamuts.
No fue un cataclismo, sino un cambio gradual pero inexorable, explican los autores del trabajo - David Nogués y Miguel Araújo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), Jesús Rodríguez Méndez , del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y Joaquín Hortal, del Imperial College de Londres-, auspiciado por la Fundación BBVA.
El calentamiento de la Tierra desde el último Máximo Glaciar -comprendido entre 21.000 y 10.000 años atrás- hasta el Holoceno medio, hace unos 4.000 años, restringió a las zonas árticas los hábitats en los que vivían los mamuts. En ese lapso de tiempo las temperaturas medias subieron de los -6º que registraba, por ejemplo, el centro de Francia, a los 4º, y las precipitaciones pasaron de 400 mm/año a más de 1.000 mm/año.
Extinción
El paisaje cambió. Los hielos se retrajeron a las latitudes más boreales y la vegetación que servía de pasto a lo--s mastodontes quedó confinada poco a poco a las estepas de la Siberia ártica. Esta reducción de su ambiente natural - de 3,7 millones de kms cuadrados hace 21.000 años a 0,8 millones de kms cuadrados hace 6.000 años- precipitó el declive de las poblaciones de mamuts y les hizo vulnerables al aumento del número de capturas que llevó aparejado la conquista humana de territorios antes impracticables por el hielo.
En esas circunstancias, los humanos pudieron extinguir la especie cazando muy pocos ejemplares: entre un mamut por persona cada periodo de tres años, según la estimación más alta, y uno por persona cada doscientos años, según la estimación más baja.
A juicio de los autores del citado estudio, la desaparición de los paquidermos peludos por la suma de calentamiento climático y presión humana tiene "paralelismos evidentes" con los riesgos de extinción que amenazan a muchas otras especies de hoy en día en las próximas décadas.
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